sábado, 13 de abril de 2013

Diario de alguien que espera (2)


Siempre que caigo en cuenta de que te espero me dan ganas de poder correr más rápido, para poder llegar con prontitud hasta donde estás. Corriendo a ciegas sí, pero con la esperanza de que perdido entre la niebla de la vida y el destino pueda dar contigo.

También me dan ganas de ser una enorme estrella y poder brillar más que ninguna otra de las que hay en el cielo. Así podrías verme entre la oscuridad y acercarte a mí. Tal vez si te miro moverte hacia mí, en contra de la corriente podría saber que eres tú esa persona a la que esperaba.

O también quisiera ser mucho más inteligente, a lo mejor así, de entre todas las personas, quitando las dudas y los miedos de mi mente, podría darme cuenta de que estás cerca, o no. Podría darme una mejor idea del que si o del que no hacer para llegar a donde quiera que pudieses estar.

O más fuerte. Mucho más fuerte y resistente. Así podría avanzar día y noche sin descanso para seguirte el rastro. Porque algo me dice que estás tan delante de mí que en lugar de esperarte yo a ti, tú me esperas a mí.

Pero no, no soy ni demasiado rápido, tampoco soy una brillante estrella en el cielo, tampoco soy demasiado inteligente o fuerte. Pero así te espero, con lo poco o mucho que tengo. Así cuando me canso de correr intento brillar aunque sea un poco, o hago el esfuerzo por usar la cabeza para después avanzar hasta donde mi fuerza me deje.

¿Cuando llegue a ser todo lo que quiero ser estarás esperándome ahí o llegarás después?

miércoles, 27 de marzo de 2013

Navegando




Hacía tiempo que no me pasaba por aquí.
 
Estoy de viaje, uno de esos viajes que surgen durante el año y que se esperan durante mucho tiempo.
Estoy en una ciudad que para mí fue tan conocida y de la que pensaba no dejar en mucho tiempo, pero la vida siempre tiene sus planes y ahora me toca solamente pasar por aquí de visita.

Me gusta aprender o tomar de una manera filosófica algunas cosas que hago o veo durante mis viajes, y esta vez no será la excepción, ya que me ha tocado pasar un trago amargo y de lo malo siempre se aprende más.
Me encantan los viajes, me encanta pasarlo bien con mis amigos y, aunque no me gusta pasar por malos momentos, me gusta conocerme y reinventarme, por lo que vale la pena.

Viajo para encontrar a la gente que aun no conozco, viajo para poder ser mejor para todos aquellos que están a mi lado, pero sobre todo, viajo para reinventarme a mi mismo paso a paso. Es así como me gusta vivir. Navegando.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Diario de alguien que espera (1)



Todos a mí alrededor tienen a alguien, o si no lo tienen, conocen a quien quieren tener. No están solos, pero mi caso es diferente. Yo no te conozco, pero te tengo conmigo, siempre y a cada momento.

Te espero desde hace mucho pero tú pareces tomarte tu tiempo porque no lo sabes, no sabes que aguardo por ti.
No sé ni la forma ni el color de tus ojos, pero siento tu mirada cada vez que la vida me reta a avanzar, por lo que no solo avanzo más, si no que lo hago con la esperanza de que no pierdas detalle mientras lo hago.
Tampoco conozco la textura ni el sabor de tu boca, sin embargo me he pasado tantas horas soñándola que podría asegurarte que sí, sí conozco la textura y el sabor de tus labios.
He imaginado tantas maneras de hacer que me muestres tu pícara sonrisa que  posiblemente tendrás que acostumbrarte a no dormir nunca más si quieres darme el tiempo para usarlas todas.
He intentado imaginar cómo podría ser el estar contigo, pero mientras más lo hago, más me doy cuenta  de que es una pérdida de tiempo, porque seguro harás que para mí, todo sea nuevo.
 

Y es así que, en el inútil intento de prepararme para tu llegada, más vulnerable me siento. Lo único que llevaré conmigo para ese entonces, será la intención de recompensar con todo lo que puedo ser, todo el tiempo que pudimos esperarnos el uno al otro.

viernes, 8 de marzo de 2013