Todos a mí alrededor tienen a alguien, o si no lo tienen, conocen a quien quieren tener. No están solos, pero mi caso es diferente. Yo no te conozco, pero te tengo conmigo, siempre y a cada momento.
Te espero desde hace mucho pero tú pareces tomarte tu tiempo
porque no lo sabes, no sabes que aguardo por ti.
No sé ni la forma ni el color de tus ojos, pero siento tu mirada cada vez que la vida me reta a avanzar, por lo que no solo avanzo más, si no que lo hago con la esperanza de que no pierdas detalle mientras lo hago.
Tampoco conozco la textura ni el sabor de tu boca, sin embargo me he pasado tantas horas soñándola que podría asegurarte que sí, sí conozco la textura y el sabor de tus labios.
He imaginado tantas maneras de hacer que me muestres tu pícara sonrisa que posiblemente tendrás que acostumbrarte a no dormir nunca más si quieres darme el tiempo para usarlas todas.
No sé ni la forma ni el color de tus ojos, pero siento tu mirada cada vez que la vida me reta a avanzar, por lo que no solo avanzo más, si no que lo hago con la esperanza de que no pierdas detalle mientras lo hago.
Tampoco conozco la textura ni el sabor de tu boca, sin embargo me he pasado tantas horas soñándola que podría asegurarte que sí, sí conozco la textura y el sabor de tus labios.
He imaginado tantas maneras de hacer que me muestres tu pícara sonrisa que posiblemente tendrás que acostumbrarte a no dormir nunca más si quieres darme el tiempo para usarlas todas.
He intentado imaginar cómo podría ser el estar contigo, pero
mientras más lo hago, más me doy cuenta de que es una pérdida de tiempo, porque seguro
harás que para mí, todo sea nuevo.
Y es así que, en el inútil intento de prepararme para tu llegada, más vulnerable me siento. Lo único que llevaré conmigo para ese entonces, será la intención de recompensar con todo lo que puedo ser, todo el tiempo que pudimos esperarnos el uno al otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario