jueves, 6 de diciembre de 2012

Buena suerte...?





No suele pasarme regularmente, pero en ocasiones se me va mucho de mi tiempo pensando en la vida que tienen ciertas personas.

¿De qué dependerá o, que cosas serán las que influyen para que unas personas lleguen al éxito más fácilmente que otras?
Eso me intriga mucho.

¿Suerte? ¿Destino? Esas palabras son las que se me hacen las más indicadas para acercarme a las razones por las que ciertas personas, incluso sin llegar a merecerlo en ciertas ocasiones, destacan entre las demás.

Nacer en un país con un elevado desarrollo, tanto tecnológico como cultural. Tener una genética predispuesta hacia los deportes o hacia una belleza física. Cosas como esas son las que normalmente ayudan a aquellas afortunadas personas. Salen en una foto casual, publican alguna cosilla llamativa en internet, realizan alguna proeza no tan importante pero que es maximizada por su círculo social y ¡Bam! Éxito instantáneo.

Por supuesto, aquí el mérito, en lo personal, se lo doy a las personas que se esfuerzan para llegar a lo alto, y no es por menospreciar a los afortunados, en realidad no se llega a la fama quedándose sentado; ellos también se esfuerzan en menor o mayor medida y a su manera particular pero, aceptémoslo, el camino es más largo cuando no se nace en una cuna de oro, o con belleza física o en el mejor de los países.

Yo no creo en un dios barbado y flacucho o en un elefante con varios brazos o en algún monje, pero de alguna manera me gusta pensar que hay algo superior, por lo menos hasta que se demuestre lo contrario (cosa que dudo en verdad). Por esta misma razón pienso que las personas que no somos tan afortunadas al nacer, tenemos que pasar por ciertas experiencias que de haber nacido con esa buena estrella no viviríamos. Pienso que nacemos como nacemos, donde nacemos y cuando nacemos por alguna razón en especial, imposible de discernir al momento, a veces nunca, pero a cada paso, en cada momento y, con cada latido, fraguamos un camino hacia quien sabe dónde. ¿Libre albedrio o un destino escrito ya? Ni idea.

Pero indudablemente en algún momento de la vida nos topamos con la respuesta, aquella razón para tantos “¿Por qué a mí? Que soltamos por diversos motivos. Unos antes que otros, pero siempre encontramos el motivo, la razón del camino, el “que”, el “quien” o el “porque”.

¿Por qué nacemos donde nacemos, como nacemos, cuando nacemos? Mi respuesta a esa pregunta es simple.
“Para descubrirlo.”

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