Con el cambio de casa me ha llegado una preocupación nueva
que espero se me pase al conocer mejor el ambiente que hay por esta zona de la
ciudad.
Tristemente mi país está cayendo rápidamente en las manos de la inseguridad y nuestra discapacidad para interactuar como una sociedad unida está permitiendo que esto continúe.
Tristemente mi país está cayendo rápidamente en las manos de la inseguridad y nuestra discapacidad para interactuar como una sociedad unida está permitiendo que esto continúe.
De los vecinos, que son la fuente a mi parecer más fiable,
he escuchado historias acerca de tiroteos, asaltos, y extorciones llevándose a
cabo por aquí. Yo tiendo a preocuparme sobre todo porque vivo con dos mujeres.
Creo que he caído en un estado ligero de paranoia en el que
si un automóvil pasa repetidamente por la calle frente a mi casa, siento la
necesidad de ver quien lo conduce y aprenderme las placas. ¿Para qué? ¿Qué puedo
hacer con esos conocimientos? La verdad no lo sé, simplemente lo hago como por
instinto.
¿Dónde han quedado esos tiempos en los que podías salir a
cualquier hora de la noche sin problema alguno? O donde no se escuchaban tan seguido
las frases “mataron a alguien en tal lugar”, “secuestraron a fulanito”, “hubo
balacera en X lugar”
Hablando del tema con una persona, esta me dijo. “No te
preocupes, ¿tienes dinero?, ¿qué les puedes dar? Si te toca aunque te quites y
si no, aunque te pongas”.
Cuánta razón tiene. Y es que la cosa es así. No por saber ciertos datos la cosa se va a arreglar, no queda más que vivir la vida lo más normal posible, ser discreto con lo bueno que se tiene y tomar ciertas medidas para que nada pase. ¿Suena conformista? Pienso que sí. ¿Pero qué más puedo hacer yo solo contra un cartel u organización? Seguro que es la misma pregunta que muchísima gente se hace en mi país. ¿Cuándo nos daremos cuenta que tenemos el poder de cambiar si nos unimos?
Cuánta razón tiene. Y es que la cosa es así. No por saber ciertos datos la cosa se va a arreglar, no queda más que vivir la vida lo más normal posible, ser discreto con lo bueno que se tiene y tomar ciertas medidas para que nada pase. ¿Suena conformista? Pienso que sí. ¿Pero qué más puedo hacer yo solo contra un cartel u organización? Seguro que es la misma pregunta que muchísima gente se hace en mi país. ¿Cuándo nos daremos cuenta que tenemos el poder de cambiar si nos unimos?
En mi casa anterior, lo peor con lo que lidiaba era uno que
otro borracho, pero ahora el asunto es diferente. Cuando me mude a algún lugar
donde nada de esto ocurra seré considerado un héroe de acción por vivir donde
vivo, en el país en el que vivo. Solo espero que los boletos a Marte salgan
pronto.
Lo que más me asombra y a la vez alarma, es la sorprendente
capacidad de la gente para acostumbrarse a ver “convoys” armados por ahí o escuchar balazos por las
calles o incluso hablar como si nada de los cadáveres que encuentran regados
por ahí. Ya no puedo decir que amo a mi país, porque un país es su gente, y la
gente me comienza a asustar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario